Una niñera a tiempo completo, como su nombre indica, trabaja unas jornadas más largas, cubriendo la mayor parte del día. Esto lo convierte en la mejor opción para aquellos padres que necesiten un apoyo más constante por los compromisos laborales, ya que, además del cuidado de los niños, también se encargan de la preparación de comidas e, incluso, de la asistencia en las tareas escolares, por ejemplo.
Una niñera a tiempo parcial, por otro lado, ofrece sus servicios por horas en momentos del día más concretos. Para llevarlos al colegio, para recogerlos de alguna actividad extraescolar... Es un servicio más flexible, lo que resulta ideal para quienes necesiten solamente una ayuda puntual.